En todo el universo de contratiempos, de novedades, de noticias, de sucesos, aparejados a la tensa realidad que se vive con la Covid-19 en la provincia, hay detalles que de por sí solos exigen una y otra vez hacer y hacer para cerrarle el paso a la pandemia.

Más de 200 menores de 18 años han estado tocados por la enfermedad y más de 90 en los últimos 15 días. Y son números que precisan mucho más allá que miradas e interpretaciones.

Todos estamos expuestos a la Covid-19, sobre todo si los niveles de indisciplina, la exigencia, las aglomeraciones, la irresponsabilidad y colectiva y esa itinerante percepción de riesgo andan a su merced.

Pero si de niños se trata, por favor, ya es otra la cuestión.

Si echamos una mirada a las estadísticas chocaremos con una realidad: trasmisión comunitaria creciente y hasta ahora, sin freno y con un elemento muy preocupante; el ascendente número de contagiados en los que aún no se logra determinar los nexos epidemiológicos.

Y entre ellos, hay niños.

Pero les presentamos otra realidad: crece el número de ingresos domiciliarios, pero con ello y a partir de ello, se suman más y más casos, por una cuestión de disciplina.

Muchos de los ingresados en sus hogares, contactos de positivos y sospechosos, incumplen con lo reglamentado para esa modalidad de aislamiento y por ende, la pandemia se ha expandido.

¿Qué hacer?

Lo vital va en la conciencia de cada quién, en sus actuares, en su disciplina y responsabilidad, pero al parecer, no son pocos los que desandan los derroteros indeseados, contrarios y le están multiplicando los caminos al SARS-CoV-2, oxigenan la enfermedad y son más los expuestos al deterioro de salud, e incluso, la muerte.

Que las últimas líneas no causen alarma. La alarma está en la manifestación cotidiana de la Covid-19 en los últimos 15 días y en otra estadística qué es para tomarle miedo a la tendencia: 162 activos en la provincia y una tasa de incidencia de casos confirmados que trepa hasta 109. 77 por 100 MIL habitantes, tiempo en el que se han confirmado aquí 508 pacientes.

Pero mayor es el asombro cuando se revisa la realidad del municipio cabecera, con una tasa de 148.18, Trinidad, 142.39 y en La Sierpe, 132.12;  son los territorios de peores indicadores, pero que los demás no se confíen.

El SARS-CoV-2 nos ha demostrado que está en cualquier lugar, y que si no acabamos de levantar conciencia, inteligencia, disciplina, voluntades, exigencias, trabajo le va a costar a la provincia atajar a la Covid-19 y caminar pronto por senderos que tiendan a la normalidad.

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